*La cruz es el emblema de la persecución, la vergüenza y el abuso que el mundo cargó sobre el Hijo de Dios y que el mundo cargará sobre todos aquellos que elijan ir contra la corriente. Cualquier creyente puede evitar la cruz conformándose a este mundo y a sus caminos.
“Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame”.
El verdadero discípulo de Jesús, tiene que aprender a negarse a sí mismo.
"Con Cristo estoy crucificado, no vivo yo mas Cristo vive en mí..."
Si Cristo vive en mí, todo nuestro ser tiene que estar sometido a su voluntad, a su señorío. Reconociendo que no nos pertenecemos, QUE SOMOS DE ÉL, comprados con precio de sangre.
"Porque me dices Señor, sino hacen la voluntad de mi Padre"
Todo nuestro ser, en unidad, tiene que hacer la voluntad del Padre.
Por ello la palabra de Dios nos dice que TODO NUESTRO SER: ESPÍRITU, ALMA Y CUERPO, SEAN HALLADOS IRREPRENSIBLES PARA LA VENIDA DE CRISTO.
Es andar, llevando cautivo todos nuestros pensamientos a la voluntad de Cristo: ¡no lo que yo quiera, sino lo que tu quieras Jesús amado!
*La cruz es el emblema de la persecución, la vergüenza y el abuso que el mundo cargó sobre el Hijo de Dios y que el mundo cargará sobre todos aquellos que elijan ir contra la corriente. Cualquier creyente puede evitar la cruz conformándose a este mundo y a sus caminos.
“Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame”.
El verdadero discípulo de Jesús, tiene que aprender a negarse a sí mismo.
"Con Cristo estoy crucificado, no vivo yo mas Cristo vive en mí..."Si Cristo vive en mí, todo nuestro ser tiene que estar sometido a su voluntad, a su señorío. Reconociendo que no nos pertenecemos, QUE SOMOS DE ÉL, comprados con precio de sangre.
"Porque me dices Señor, sino hacen la voluntad de mi Padre"
Todo nuestro ser, en unidad, tiene que hacer la voluntad del Padre.
Por ello la palabra de Dios nos dice que TODO NUESTRO SER: ESPÍRITU, ALMA Y CUERPO, SEAN HALLADOS IRREPRENSIBLES PARA LA VENIDA DE CRISTO.
Es andar, llevando cautivo todos nuestros pensamientos a la voluntad de Cristo: ¡no lo que yo quiera, sino lo que tu quieras Jesús amado!
Para ser discípulo del Señor Jesús, hay que renunciar a todo. Este es el sentido inequívoco de las palabras del Señor.
No importa cuántas objeciones pongamos a tan extremada demanda ni cuánto nos rebelemos ante regla tan importante e imprudente. Prevalece el hecho de que esta es la Palabra del Señor y que quiere decir exactamente lo que dice.
Desde el comienzo debemos enfrentar las siguientes verdades inmutables:
a) Jesús no hace esta demanda a una cierta clase selecta de obreros cristianos. Dice: “Cualquiera de vosotros...”
b) El no dijo que debemos estar dispuestos a renunciar a todo en forma voluntaria. Dijo: “Cualquiera de vosotros que no renuncia a todo lo que posee...”
c) El no dijo que hubiera una forma diluida de discipulado que permitiera al hombre conservar sus posesiones. Jesús dijo: “... no puede ser mi discípulo”.
…¿No dijo Jesús: “No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo...”?
Muy acertadamente Wesley afirmó: “hacerse tesoros en la tierra está claramente prohibido por nuestro Señor como el adulterio y el asesinato”.
¿No dijo Jesús: “Vended lo que poseéis y dad limosna”? (Lucas 12:33) ¿No instruyó al joven rico diciéndole: “vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme”? (Lucas 18:22).
Si no quería decir lo que dijo, ¿qué quería decir?
* ¿No es verdad, acaso, que los creyentes de la Iglesia Primitiva “vendían sus propiedades y sus bienes, y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno”? (Hechos 2:45)
El hombre que deja todo por seguir a Cristo no es un pobre inútil que espera que los demás cristianos le sostengan:
Primero, es industrioso. Trabaja diligentemente para proveer a las necesidades mínimas de su familia y las suyas propias.
Segundo, es frugal. Vive en la forma más económica posible para que todo lo que quede después de satisfacer sus necesidades inmediatas pueda ser usado en la obra del Señor.
Tercero, es previsor. En vez de acumular tesoros en la tierra, los deposita en el cielo.
Cuarto, confía en Dios en lo que respecta a su futuro. En vez de dar lo mejor de su vida tratando de formar vastas reservas para la vejez, da lo mejor de sí para el servicio de Cristo confiando en Él para la provisión futura. Cree que si busca primeramente el Reino de Dios y su justicia, jamás pasará necesidad de alimento y vestido (Mateo 6:33).
(*Fragmento del Libro "El verdadero discipulado” William Mc Donald)
Si no quería decir lo que dijo, ¿qué quería decir?
* ¿No es verdad, acaso, que los creyentes de la Iglesia Primitiva “vendían sus propiedades y sus bienes, y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno”? (Hechos 2:45)
El hombre que deja todo por seguir a Cristo no es un pobre inútil que espera que los demás cristianos le sostengan:
Primero, es industrioso. Trabaja diligentemente para proveer a las necesidades mínimas de su familia y las suyas propias.
Segundo, es frugal. Vive en la forma más económica posible para que todo lo que quede después de satisfacer sus necesidades inmediatas pueda ser usado en la obra del Señor.
Tercero, es previsor. En vez de acumular tesoros en la tierra, los deposita en el cielo.
Cuarto, confía en Dios en lo que respecta a su futuro. En vez de dar lo mejor de su vida tratando de formar vastas reservas para la vejez, da lo mejor de sí para el servicio de Cristo confiando en Él para la provisión futura. Cree que si busca primeramente el Reino de Dios y su justicia, jamás pasará necesidad de alimento y vestido (Mateo 6:33).
No puede haber una real conversión, si no le seguimos a Él, si no Andamos con Él, HONRANDO SU PODEROSO NOMBRE