"...Dios tiene que usar hombres que unan todos los concilios y a
todos los líderes para que continuamente se convengan en ayuno clamando por un
avivamiento de la obra de Dios.
Esto es decisivo en este tiempo postrero. Oremos por ello. Si lo
logramos, veremos los dones del Espíritu manifestarse en forma gloriosa.
¡Aleluya!
El Señor me ha mostrado que El está cansado de llamar al pueblo a
la unidad.
Viene juicio de parte de Dios si el pueblo no se une, pues el
objetivo es alcanzar las almas para Dios. Dios llamará hombres claves en
distintos lugares para llamar al pueblo a unirse, porque en la unidad está la
victoria.
Cuando el cuerpo está mutilado, la cabeza se siente y se queja. El
Señor se siente triste al ver a Su pueblo desunido. El Señor, que es la cabeza,
siente si el cuerpo funciona mal. La cabeza es la que envía los impulsos. ¿Cómo
se sentiría mi cabeza ahora, si yo envío un impulso a un brazo y ese brazo no
responde y se queda paralítico? Imagínese la tristeza que invadiría todo mi
ser. Así se siente el Señor cuando envía un impulso a los líderes y no responden; y dicen: "Yo no quiero saber nada de esa campaña, yo no voy a darle
mi respaldo, yo tengo culto esta noche". Hay tiempo para dar culto todo el
año.
El orden de Dios, cuando hay campañas, es respaldar esa campaña buscando
el fuego y la unidad.
Ese es el llamado de Cristo. A nadie podemos obligar,
pero yo le digo lo que Dios me ha mostrado, lo que El me ha revelado. No se
trata de una campañita, sino de campañas gigantes, todos unidos, porque hay
miles de pecadores que El quiere salvar, además de derramar el fuego de su
Espíritu sobre Su pueblo. ¡Aleluya! Dios quiere que estemos unidos, y que
tengamos los ojos puestos sólo en los que se pierden y en un poderoso
avivamiento para el pueblo de Dios, donde operen todos los dones del Espíritu.
Esa es Su voluntad para el último tiempo (Hechos 2: 17).
No hablemos los unos
de los otros. Cuando David tuvo a Saúl al alcance de la lanza, perdido como
estaba, David dijo: "Líbreme Jehová de tocar su ungido". Y era un
siervo del mismo diablo para ese momento, pero había sido un ungido de Jehová y
David no se atrevió a tocarlo. Dios me libre a mí de hablar de los siervos de
Dios. Yo predico lo que Dios me da, pero lo predico con un propósito; edificar,
traer bendición, que el pueblo reaccione, se despierte al llamado de Dios a la
unidad, para que se manifieste toda la gloria de Dios.
Pero cuidémonos de lo
que hablamos, porque por nuestras palabras seremos declarados justos o seremos
condenados (Mateo 12:35). Las murmuraciones contristan el Espíritu e impiden la
manifestación de los dones del Espíritu. Pues todos nosotros fuimos bautizados
en el mismo Espíritu para ser un solo cuerpo. Observe hermano, esto tan
importante, Pablo habla con esa seguridad de que todos los creyentes tienen el
bautismo del Espíritu Santo. Eso era algo natural en la primera iglesia. Todos
tenían el mismo espíritu, porque todos estaban injertados en ese cuerpo. De modo, que es de gran importancia clamar a Dios para que
todos sean llenos del Espíritu Santo,
los mundanos se conviertan, los tibios se
calienten y así los dones del Espíritu se manifiesten en forma gloriosa,
como muestra la Biblia que será en los últimos días (Hechos 2: 17).
Por eso es
necesario que los pastores estén muy conscientes de quiénes en la iglesia no
tienen el Espíritu Santo, para que levanten campaña de clamor y ayuno por eso.
Porque en la primera iglesia, todos, dice el apóstol, (y habían miles de
creyentes), ''fuimos bautizados con un mismo Espíritu para ser miembros de un mismo
cuerpo". La Biblia habla claro, no importa quien sea, sea gentil o judío,
tiene que estar lleno del Espíritu.
En otras palabras, sea Pentecostal,
Bautista, Metodista, si es del cuerpo de Cristo, todos tienen que tener ese
Espíritu Santo. A todos se nos dio a beber un mismo Espíritu y Pablo establece
lo elemental y lo importante del bautismo del Espíritu Santo; que cuando lo
recibimos, bebemos del Espíritu.
Lo que usted bebe, ¿para donde va?, para
adentro. Hay que llenarse del Espíritu Santo. Hay quien está lavado por fuera,
pero por dentro no tiene ese poder. Quiere decir esto que todo el mundo tiene
que beber del Espíritu; y cuando lo bebemos, sabemos que lo tenemos, porque
como río de agua viva corre dentro de nosotros.
Eso es elemental, no busquemos
complicaciones, ni nos enredemos en porfías doctrinales, pues eso no es de
Dios. Muchos se enredan en discusiones no edificantes en relación a las lenguas
y esto trae división. No hermanos, reprendan al diablo, que es el autor de todo
eso para crear divisiones en la iglesia. Dios no quiere eso. Dios quiere que
todos seamos llenos del Espíritu y que los dones se manifiesten en Su iglesia.
(Hechos 2: 17).
Lo que realmente nos edifica es saber que usted tiene el Espíritu,
pues usted bebió Su Espíritu y usted lo sabe porque siente los ríos de agua viva que corren por su interior.
Después
de eso el Espíritu se manifiesta en variadas formas.
Porque hay muchas manifestaciones y muchas operaciones, pero ¿de quién? del Espíritu que usted bebió, si tiene el Espíritu Santo. Ese Espíritu lo injertó a usted en el cuerpo de
Jesucristo. Con ese sentir de unidad, que todo es para el bien común, que todo es por un solo Espíritu y que este tiene que estar dentro de usted, entremos a estudiar los DONES DEL
ESPIRITU SANTO. ¡Aleluya!
(Continuará...)
Mensaje del Espíritu Santo a su siervo Yiye Avila
¡Ven Espíritu Santo y enciende un Fuego en cada corazón!